miércoles, 23 de mayo de 2012

El Grande: de narco a informante



La Procuraduría General de la República (PGR]) entregó a las autoridades estadunidenses al narcotraficante Sergio Villarreal Barragán, alias ”El Grande”, ex operador del cartel de los Beltrán Leyva, y quien en su momento fue uno de los capos mas buscados por el gobierno de México.
Fuentes oficiales informaron a 24 HORAS que Villarreal fue transportado la noche del martes al hangar de la institución en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde una aeronave de la Agencia Federal Antidrogas (DEA) de los Estados Unidos ya lo esperaba para trasladarlo a ese país.
Desde su captura en septiembre del 2010, el capo se convirtió en una pieza fundamental de diversas investigaciones que integró la PGR y que derivaron entre otras, en la reciente detención y arraigo de cuatro altos mandos del Ejército Mexicano, entre ellos, el general de División en retiro, Tomás Ángeles Dauahare.
Villarreal Barragán, ex policía judicial de Coahuila,  fue en la segunda mitad de la década pasada, uno de los operadores mas violentos de la referida organización delictiva.
Su  jerarquía era del nivel de Edgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, y solo por debajo de los hermanos Héctor y Arturo Beltrán Leyva.
Cuando Arturo Beltrán fue abatido por efectivos de las fuerzas especiales de la Marina durante un operativo en diciembre del 2009, el cartel sufrió una fuerte división en su cúpula de mando que terminó por debilitarlo de forma irreversible.
Se formaron dos facciones, una liderada por Héctor Beltrán y quien ubicó como su principal lugarteniente a “El Grande”, y otra por “la Barbie” quien ubicó como su mano derecha a Gerardo Álvarez Vazquez alias “El Indio”.
El 12 de septiembre del 2010, elementos de la Armada de México detuvieron en el  estado de Puebla  a “El Grande”, por quien se ofrecía una recompensa de 30 millones de pesos. Su captura, posterior a la muerte de Arturo Beltrán, significó el desmoronamiento del grupo delictivo, al menos como estaba configurado en ese momento.
Durante el año y medio posterior a su aprehensión, la PGR le fincó múltiples cargos relacionados con delincuencia organizada, delitos contra la salud, homicidio, entre otros, por lo que continuaba bajo proceso penal.

De narco a estrecho colaborador

Durante su proceso, Barragán rindió diferentes declaraciones ante la PGR  en las que reveló detalles sobre la forma en que operaba la organización delictiva pero sobretodo respecto a  su red de vínculos con servidores públicos, pues su intención era apegarse al programa de testigos protegidos.
Sus dichos, asentados en averiguaciones previas de la SIEDO con el indicativo de “Mateo”, fueron pieza clave para que se lograra identificar a los mandos militares que en su momento estuvieron coludidos con los Beltrán Leyva.
Principalmente, acusó al extinto general Arturo Acosta Chaparro, asesinado el mes pasado en calles de la ciudad de México,  como responsable de brindar protección logística y operativa al grupo delictivo, facilitando así el trasiego de estupefacientes en la costa del pacífico y la zona centro del país.

A cambio, según narró Villarreal, el general recibió cuantiosos pagos que incluso ascendieron al medio millón de dólares.
Recientemente se reveló que las declaraciones de “Mateo” fueron incluidas también en la averiguación previa iniciada en contra de cuatro mandos de la Sedena que actualmente se encuentran arraigados.
Entre ellos se encuentra el general Tomás Ángeles Dauahare, quien fungió de 2006 a 2008 como subsecretario de la Defensa Nacional.
Con el traslado de Villarreal o “mateo” a Estados Unidos, suman ya cuatro los informantes que tiene la DEA bajo su protección y cuyas declaraciones se han incluido en el expediente iniciado contra los generales.