jueves, 21 de julio de 2016

LA ALTERNANCIA Y LAS CAÑERIAS


Foto: Proceso

Uriel Flores Aguayo
@UrielFA

Fue absolutamente correcto pronunciarse por la alternancia y hacerlo con la fuerza política que realmente tenía posibilidades de lograrla, la alianza opositora; era y sigue siendo un asunto local, sin tener que pasar por estrategias y plataformas de carácter nacional. Hubiera sido imperdonable no intentarlo y solo apostarle a la providencia; la verdad, contra todos los pronósticos el sistema local estuvo a poco de lograr la hazaña de retener el poder. La alternancia trajo efectos inmediatos, vino a destapar las cloacas y evidencio a una clase política oficial de ínfimo perfil. Sin visión de Estado y con casi nula responsabilidad el grupo gobernante hace hasta lo imposible por afectar y entorpecer al próximo Gobierno. Iniciaron con un improcedente paquete anticorrupción que más bien era un blindaje para ellos, afortunadamente, por razones exclusivamente técnicas y legales, la PGR los detuvo en seco con una acción de inconstitucionalidad. Siguieron con reformas legales para hacer posible la llamada basificación de unos 7 mil trabajadores, medida sin control y mucho menos con algún sustento financiero. Ahora pretenden comprometer el impuesto a la nómina por cuatro años para pagar deudas del sexenio actual; tal vez esta medida es la más dañina para el futuro inmediato de Veracruz, comprometiendo a dos Gobernadores; por supuesto que es un planteamiento que no tienen ninguna justificación.

Una vez perdida la elección el grupo en el poder tenía la opción de asumirlo democráticamente y con normalidad, deteniendo toda acción legislativa y de gobierno que trascienda el término de sus obligaciones. Eso sería lo sensato y auténticamente responsable, pero no, han hecho todo lo contrario, en un afán revanchista absurdo, intentando minar las posibilidades del nuevo gobierno, sin importarles que los afectados sean los veracruzanos. Han adoptado una actitud de muy bajo nivel, comportándose como grupo de bandoleros, sin mínimos de dignidad republicana, ya no digamos de compromiso democrático. Lo pueden hacer porque cuentan con una cómoda mayoría de diputados sumisos y cómplices, un cuerpo legislativo que, en su mayoría, es de ínfimo perfil y privilegia los negocios y la corrupción. Juntos son un bloque reaccionario que solo ve por sí mismos, por su sobrevivencia, sin interesarse en las consecuencias que pagaremos todos los veracruzanos.

Tales acciones y medidas han suscitado el rechazo casi unánime de los veracruzanos, han alineado a los más diversos sectores en su contra; obviamente no les importa, no toman en cuenta la opinión ciudadana y de sectores. Optan por la soberbia y el autoritarismo, acudiendo a eufemismos con los que pretenden confundir a la sociedad. Ellos se desquitan de su derrota, se salvan en los intereses de grupo o personales pero dejan un ambiente enrarecido y adverso a su partido, el oficial hasta ahora, el PRI. Dado que no hay deslindes de esta aventura de parte de sectores del tricolor, digamos de una especie de corriente crítica, queda la percepción de que todos están de acuerdo, por lo tanto las facturas electorales serán dirigidas a todos ellos, sin excepciones, comprometiendo seriamente las posibilidades de su partido para las elecciones municipales inmediatas.

Creo que nadie pensaba en una transición color de rosa, pero tampoco se veía un comportamiento tan vil, primitivo y rencoroso del grupo que va de salida. Aun así, la decisión de echarlos fue correcta, era indispensable llegar a la alternancia para salir del abismo profundo en que nos metieron a los veracruzanos. Muchas de sus medidas ilegítimas se van a revertir sin mayor problema, eso es claro, lo que les importa es tan solo intentarlo, nuclear a sus cómplices y ver si pega. Ellos saben que están optando por la peor de las salidas, van por la puerta de atrás, sin aplausos, sin decoro, perdieron todo, la elección y la vergüenza. Lo hacen porque no tienen otra manera de entender a la política, porque están muy mal acostumbrados a imponerse, nunca promovieron la democracia, al contrario, anularon a la oposición y a los demás poderes, achicaron a la sociedad civil y se instalaron como una maquinaría perfecta para ganar elecciones y derrochar alegremente el dinero público.

Se van algunos, los principales, la mayoría se queda y se encontrarán una realidad de descrédito y rechazo, con casi nulas posibilidades de ganar elecciones en lo inmediato. Su irresponsabilidad golpea a todos los veracruzanos pero también arrastra a su partido. Pueden adoptar actitudes triunfalistas, de burla si quieren, pronto se verán en su verdadera realidad, en su tamaño real y en la estatura exacta de su nombre y peso político en Veracruz. En su levedad del mal, como simples y vulgares burócratas, son inconscientes del efecto de sus actos; ya los verán pronto, se observarán  en los negros registros históricos, ocuparan  niveles  indelebles  de desprestigio. Nunca se podrán  parar  en  Veracruz, sin que reciban el repudio de los ciudadanos. Se van, se llevan dinero pero  también se  van  con  la vergüenza  de  haber hecho  un gobierno  desastroso que  lastimó en  exceso  a Veracruz.

Recadito: Si el PRD veracruzano quiere resurgir debe empezar por respetarse así mismo, sin simuladores y paja corrupta.