viernes, 26 de mayo de 2017

MENOS RUIDOS Y MUCHAS NUECES


Uriel Flores Aguayo
@UrielFA

Con una rapidez apenas perceptible prácticamente ya están concluyendo las campañas electorales municipales, terminan con algún efecto en el interés ciudadano y perfilando algunos rostros y colores como opciones para los potenciales electores. Lamentablemente son las propuestas y las ideas las damnificadas de este proceso, como ya se ha vuelto costumbre en un tipo de competencia meramente formal y tradicionalista. No quiero generalizar, aludiendo únicamente a Xalapa, municipio que habito y conozco. No han aparecido las ideas llamativas y esperanzadoras, circulando casi todo en torno a generalidades y, lamentablemente, muchas ocurrencias. De repente parece que no estamos en una elección municipal, cuando se leen y escuchan supuestas soluciones para educación, economía, seguridad y, en un exceso de tipo demagógico, hasta para el futuro de México. 

Creo hay una carencia de mayor relevancia y centralidad de los grandes temas municipales, al menos no es lo que destaca en los mensajes más públicos de las candidaturas, sin obviar que algunos han hecho un esfuerzo de elaboración y comunicación de ciertas líneas propositivas. Hay cierta responsabilidad de ese problema en la duración breve de la campaña y en la imposibilidad de transmitir los mensajes en medios masivos de comunicación, como la radio y la televisión, exceptuando a las redes sociales. Es obvio que las candidaturas marginales pueden decir lo que sea, sepan o no de que hablan, hacer planteamientos desproporcionados sabiendo que no tendrán que hacerse cargo de sus consecuencias; mientras que los de mediana presencia si delinean algunas ideas un poco más elaboradas y concretas sobre su proyecto de gobierno.

Por historia, resultados recientes, datos a la mano e imaginario colectivo se pueden considerar a tres candidaturas como las más fuertes ( PAN-PRD, MORENA y PRI-VERDE ) para alcanzar la mayoría electoral; entre ellas,  las dos primeras apuntan para ocupar los dos lugares principales según algunas encuestas. En esas condiciones, hay que poner mayor atención en los perfiles y propuestas de sus abanderados; se trata de una dama xalapeña y un investigador universitario, que combinan cualidades y posibilidades para gobernar la capital veracruzana. Ambos podrían ocupar la Presidencia municipal y hacerlo bien a condición de que tengan muy clara la enorme responsabilidad que les aguarda, asuman un rol de coordinación -no  presidencialista-, convivan democráticamente con un Cabildo plural, creen mecanismos de transparencia, abran el Ayuntamiento a la ciudadanía y cumplan escrupulosamente con la legalidad. No veo ventaja mayor en poseer títulos académicos, se trata de gobernar un municipio, no de dirigir alguna institución universitaria. En ese sentido, la candidata de la coalición PAN-PRD no desmerece ante el candidato de Morena; al contrario, tiene a su favor ser la única mujer que participa con posibilidades y lograr ser la opción de las mujeres xalapeñas. 

Se juega un futuro al menos de cuatro años para Xalapa, colocada ante la disyuntiva de la continuidad u otra alternancia; recuérdese que ya tuvimos una alternancia en 1997; en ese paso viene el reto de mejorar en todos los órdenes, de no pretender que se parte de cero o que se descubre el hilo negro. Se debe tener claro que no estamos ante un debate ideológico, que las candidaturas locales son las que se quedan aquí y asumen los resultados. Las tendencias electorales son el punto de partida para las candidaturas, favorecen o afectan a los aspirantes, pero no deberían hacerles pensar que obtienen el derecho a mezclar agendas locales con nacionales, es un error y un despropósito. 

Debo insistir en que del cotejo de las plataformas electorales de todos los partidos se va a concluir que sus coincidencias son enormes; es lógico pues estamos ante un ámbito municipal, con un gobierno que cuenta con un presupuesto y facultades determinadas: servicios, obras y algunas otras. Las diferencias están en los tonos y los estilos. Me adhiero sinceramente a las propuestas locales, al realismo municipal, a la idea de un Cabildo plural y muy representativo, a un gobierno capaz y de ley; no quisiera intercambiar clientelismo tricolor por algún otro color. Xalapa es especial, cuenta con un buen nivel de capital social positivo, tiene brillante historia y tradición cultural; no merece regresión ni partidismo. Estamos muy por encima de coyunturas políticas y debemos ver un futuro luminoso.

Recadito: Mi voto va para la coalición "Veracruz, el Cambio Sigue" y su candidata Ana Miriam Ferraez.
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jueves, 18 de mayo de 2017

INERCIAS, VOLATILIDAD Y PLURALISMO


Uriel Flores Aguayo 
@UrielFA


Sin omitir las formas que adquieren las competencias electorales, con sus disputas y excesos verbales, con su ligereza e intrascendencia en lo sustancial, hay que apelar a la buena fe, el sentido común, a los mínimos democráticos y a cierto sentido de sobrevivencia de los actores principales: partidos, líderes y candidatos. Esa apelación pretende enfocar los problemas comunes de nuestra sociedad y las amenazas graves a nuestra convivencia social y a La Paz pública, en el intento de que la competencia derive en gobiernos serios, funcionales, tolerantes y plurales. En nuestro caso el juego electoral se basa en la lucha por los Ayuntamientos, pero ya tiene la carga de la muy adelantada sucesión presidencial del 2018, en mucho por la presencia y estrategia de AMLO, casi el único personaje que abiertamente hace adelantada campaña para llegar a Palacio Nacional, y otro tanto por la elección gubernamental en el Estado de México, cuna del "grupo Atlacomulco", en el poder federal, al que se le está dificultando mantener el control de esa que ha sido su reserva de votos y recursos públicos. 

Este llamado invoca mesura y tolerancia, convencido de que la violencia verbal o un simple tono rijoso, muy utilizado en la plaza pública, destruye puentes, aleja posturas y es la antesala de la violencia física. La descontrolada ola de violencia que azota a México, hace urgente que se generen consensos sociales y políticos, de unidad básica, para reconstruir el tejido social, acabar con la impunidad y reivindicar el Estado de Derecho. Sin esas premisas básicas no habrá solución a nada, sin importar siglas, colores y personajes. Las elecciones son una vital e irrepetible oportunidad para darle centralidad a esos problemas, para pactar unitariamente las medidas a aplicar y lograr en los resultados un ambiente sano que permita vivir en paz, tranquilamente y con bienestar. 

El discurso importa pero puede ser de menor impacto ante los operativos de maquinarias oficiales que desnaturalizan los procesos electivos y atrofian la voluntad popular. Hay que romper con ese círculo vicioso: a elecciones de Estado o aparatos públicos que manipulan la expresión popular se responde con afanes radicales al menos plasmados en condenas verbales. Salirse de ese contexto nocivo es muy difícil, se requiere una gigante voluntad política y democrática que no se observa en el horizonte. A más competencia se imprimen más acciones anacrónicas. Aún así hay que reunir paciencia, sensibilidades y voluntad supremas para en lo sencillo y básico tender puentes de comunicación y lograr un piso común para que las instituciones funcionen al servicio de la gente. 

Observo una tendencia fácil por las descalificaciones y la polarización, negando el valor del contrario, considerándolo enemigo; se da la impresión de una guerra, de intentonas de eliminación del contrario. Hay una patética pretensión maniquea de auto asumirse como buenos y señalar como malos a los adversarios. Esa es una postura antidemocrática por definición que no aporta nada positivo al juego electoral y coloca minas para el futuro inmediato. Ante ese cuadro hueco y facilón que, además, no expone ideas positivas y soluciones a la problemática municipal, hay que reivindicar el respeto absoluto y escrupulosos al pluralismo y a las decisiones de cada quien: no pensamos igual, tenemos motivos distintos para votar de determinada manera y, más nos vale, alentar la participación libre e informada de los ciudadanos. Es una aberración que haya quien piense que solo sus ideas cuentan y que los demás están equivocados. 

Los sufragios tienen las más variadas motivaciones, tantas como ciudadanos haya; también las abstenciones suelen explicarse de diversas formas. Hay votos históricos, votos duros, votos de partido, votos de candidatos, votos coyunturales, votos útiles, votos libres, votos clientelares, votos de inconformidad, entre otros. De todos, los más volátiles son los de la inconformidad y la coyuntura, llegan y se van cada vez más rápido; se otorgan casi a ciegas y colocan a personajes en puestos públicos con o sin méritos; muchas veces, por ignorancia, esos personajes creen ser el origen de algún momento o fenómeno electoral. La inconformidad es real y normal pero si no se convierte en reglas nuevas, otras figuras políticas e instituciones renovadas, lo más seguro es que fracase y se vuelva decepción. El PRD, partido de origen caudillista y "atrapa todo" puede dar cuenta de ese fenómeno. 

Nos queda alentar la participación ciudadana en las elecciones, vigilar que haya elecciones libres, informarse de las opciones, respetarlos a todos y darles seguimiento una vez que sean electos. 

Recadito: Medio flacona la caballada (Figueroa Dixit) en Xalapa.

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lunes, 15 de mayo de 2017

XALAPA: ¿PARTIDOS O CANDIDATOS?



Uriel Flores Aguayo
@UrielFA

La pregunta relativa a la importancia mayor o menor entre los partidos o los candidatos, pertinente a la hora de tomar la decisión de votar, es extensiva al resto del estado de Veracruz. Es una disyuntiva que también puede volverse suma o complemento, es decir: partidos y candidatos. Tiene que ver con la realidad de los partidos políticos más allá de de las  siglas y su registro, en su realidad concreta y actual, con casi nula vida interna, sin posicionamiento programático y con manejos unilaterales de una o un muy reducido número de personas. En términos simples los partidos políticos no están cumpliendo con su papel constitucional, legal, teórico y democrático que tienen asignado, convirtiéndose en un embudo que atrofia y pervierte a la política. Así están todos en lo general, con mayor o menor gravedad de su crisis. De ahí el cuestionamiento sobre el sentido de votar por determinado partido, razonando si tendrán la capacidad para gobernar y, más aún, si merecen el voto y la confianza de los ciudadanos. 

Si los partidos por sí solos, en mayor o menor grado, no justifican ser receptores de nuestros sufragios, lo que sigue como guía electoral son los candidatos, teniendo que observarlos con algún detenimiento. Algunos tienen cierta carrera política, otros no; los de antecedentes políticos tienen la ventaja de contar con la experiencia mínima que se requiere para gobernar y la desventaja, en su caso, de contar con buena o mala fama pública. Hay candidaturas de personas sin antecedentes políticos, lo que puede ser un defecto o una virtud; dudo que contribuyan quienes nunca se hayan involucrado en la vida pública de Xalapa o su municipio; tampoco van a aportar significativamente quienes no cuenten con un perfil adecuado, por estudios o trabajo. La ineptitud y la potencial corrupción no distingue entre políticos viejos o ciudadanos determinados vueltos políticos nuevos. No basta con decirlo ni con una alta dosis de voluntarismo para que se haga un mejor gobierno. 

Si para decidir el voto esperando algo diferente no basta el partido ni el candidato, hay que revisar las planillas y las propuestas, incluyendo visiones e ideas. Es muy importante conocer a quienes quedarán como regidores pues integran el Cabildo y votan asuntos de la mayor importancia para la vida municipal, como son los presupuestos y las obras, entre otras tantas decisiones fundamentales para los ciudadanos. Por costumbre se cree que el Ayuntamiento es presidencialista, sin embargo debe rectificarse esa idea por el papel tan determinante que juega el Cabildo, dando forma a un gobierno combinado entre la figura presidencial y el colectivo de ediles. Cada regidor es un voto; en el caso de Xalapa, el cabildo cuenta con quince ediles: un presidente, un síndico y trece regidores; sus acuerdos se someten a votación y requieren mayoría, ocho en este caso, para ser legales. Entre más plural sea el Cabildo habrá mayores equilibrios y se requerirá un ejercicio político de calidad y con acento democrático. 

Se supone que los regidores son la expresión de la pluralidad social, que representan a sectores y capas de la población, versatilidad generacional, ocupaciones, niveles de estudios, géneros, entre otros rasgos indispensables para que cuenten con la legitimidad suficiente que les permita ser el puente entre la ciudadanía y el Ayuntamiento. Esa es la base necesaria para que los ediles sean útiles a la gente. Hasta ahora se ha acostumbrado que los ediles representen a sus partidos, sean de bajo perfil, levanten la mano sin chistar y se transformen en casi empleados de los presidentes municipales. Esa inútil y anacrónica situación debe cambiar, ahora los regidores tendrán que prepararse más, involucrarse de fondo en las tareas de gobierno, informar y rendir cuentas a los ciudadanos y ser exigentes con los Presidentes municipales. En esta nueva etapa municipal en Xalapa y Veracruz, el acento en los Ayuntamientos debe estar en su funcionamiento colectivo, en su transparencia, en su eficacia y en su austeridad.

Recadito: Sigue la espera de ideas, visones y propuestas en los candidatos de Xalapa. 



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sábado, 6 de mayo de 2017

SABER, RAZONAR, VOTAR Y MANDATAR





Uriel Flores Aguayo
@UrielFA


El momento público en Veracruz está determinado por la elección municipal, por la renovación de los doscientos doce Cabildos. Se tiene que tomar una decisión importante, se  trata de las autoridades que, en su nivel, toman las resoluciones concretas sobre obras y servicios básicos y manejan los presupuestos; es relevante quien encabece la planilla y pueda llegar a la presidencia pero también el resto de los ediles en tanto votan y deciden sobre los asuntos municipales. Ya es una obviedad reconocer la crisis de los Partidos Políticos, observable muy de cerca en nuestro entorno local: en general, son membretes de autoconsumo donde decide una o unas cuantas personas sobre las candidaturas. Hay grados de vacío entre las organizaciones políticas, desde las que no pasan de un mero registro legal hasta aquellas que hacen un intento por darse un mínimo de vida orgánica y cierta deliberación. Sin vida democrática los partidos sólo pueden generar hechos anti democráticos; hay casos de verdadero abuso de poder y control, donde los dirigentes reales o formales disponen de las candidaturas con anacrónico criterio patrimonial.

Obligados a registrarse en algún partido político, muchos ciudadanos optan por alguna sigla sin diferenciar de nombres, colores y tendencias; hay de todo, lógicamente, desde los aspirantes de siempre y los oportunistas de ocasión hasta las personas de buena fe e ilusiones auténticas. Salvo por su posicionamiento electoral y la buena o mala fama ninguna sigla partidista es indispensable o exclusiva, quedando como el medio y plataforma electoral para quienes quieren ocupar un cargo edilicio. Sin exagerar, sobre todo en los municipios medianos y pequeños, el perfil y la figura de los candidatos van a determinar en mucho los resultados. Al haber mayor acercamiento de los suspirantes a los partidos y coaliciones con mejor posicionamiento de arranque, se dará la impresión de fuerzas imponentes y triunfadoras sin considerar que, en muchos casos, son las figuras de las personas, en lo individual, las que aportan el extra para conformar el resultado. 

Habiendo campañas en curso es la oportunidad de conocer la trayectoria, la capacidad y las propuestas de las planillas, especialmente de quienes las encabezan. En la medida que los votos sean libres y conscientes tendremos gobiernos municipales honestos y eficaces. Hay que insistir que se trata de una elección municipal con efectos cotidianos en nuestra vida por cuatro años. Se respeta la participación de todos, solo se les pide que trasciendan las ocurrencias y él voluntarismo; hay mucho en juego como para estancarnos en improvisaciones y la paja. Lo más sano para los municipios es que haya Cabildos plurales y equilibrados, es la mejor vía para que no haya excesos y abusos entre las nuevas autoridades. Mucho poder, sin experiencia, podría derivar en fachadas y caos. Quien quede deberá hacerse cargo de la práctica de gobiernos austeros, eficaces y transparentes.

El partidismo, esto es, la pretensión de que el discurso de un partido explica todo y es suficiente para todo, es un grave error; se debe hacer conciencia de  que, respetando su existencia y la opción de cada quien, los partidos son siglas y registros. Agitar superioridad es algo unilateral, que debe someterse a la prueba de los mecanismos internos y el ejercicio de gobierno. Procesos como el que se desarrolla actualmente son una gran oportunidad en los partidos para acreditar visión, sentido propositivo y contar en sus filas con las personas preparadas para cumplir un papel decoroso en las tareas de poder municipal; esa posibilidad se limita a esta elección, sin adelantar repetición de esas cualidades o defectos en las elecciones futuras. 

Es un grave error que los candidatos dediquen parte de su tiempo a descalificar a sus oponentes, peor todavía si descienden al insulto o realizan actos circenses. Es algo inútil partir de posturas que planteen que todo está bien o todo está mal, que no se refieran directamente a los asuntos que interesan y preocupan a la ciudadanía. Cada partido y sus planillas van a recibir una parte de los sufragios del porcentaje de participación electoral, es decir , recibirán un mandato cuya base es relativa; no deben, por tanto, creer que pueden hacer lo que quieran. En la realidad social y política vota un porcentaje que oscila entre el treinta y el sesenta por ciento del padrón electoral, no es lo deseable pero ese es el nivel de nuestra democracia. Hay amplias capas de la población que no se involucra, que se conforma en el abstencionismo y es ajena a quienes se postulen, digan lo que sea. 

Para avanzar democráticamente, para elegir autoridades serias y hacer de las elecciones un proceso civilizado, festivo y muy útil, lo mejor es participar, informarse, escudriñar, defender la libertad de elección y asumir que estamos dando un mandato, la confianza y el honor a quienes ocuparán los cargos municipales.


Recadito: La planilla de regidores del PRD en Xalapa, es una caricatura aderezada de abusos y desprecio a la gente.
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