martes, 1 de julio de 2014

Nuevamente sobre el incumplimiento de la ley




Dr. Silvino Vergara Nava

“El orden legal no era merecedor de respeto
cuando sus normas inflingían ofensas severas
sobre la población, ni eran el resultado
de un proceso en el que dicha comunidad
estuviera involucrada.“

Roberto Gargarella

Recientemente se publicó un estudio llevado a cabo por diversos organismos a petición del Instituto Nacional Electoral, (INE) –antes IFE- el cual resulta bastante preocupante, ya que, entre otras cosas, se concluye que, el 66% considera que no se cumple con las leyes en México. (La Jornada, martes 17 de junio de 2014) El resultado confirma el problema que se tiene no solamente en el país, sino en toda América Latina, -basta con recordar que en la Argentina, una vez que finalizó la dictadura militar se publicó: “Un país al margen de la Ley” del profesor Carlos Santiago Nino, que hace mención que el subdesarrollo se debe al incumplimiento de las leyes y que se presenta sin justificación alguna, a lo que denomina: “Anomia boba”- y que a diferencia de los Estados Europeos, -principalmente los denominados Estados Sociales de Derecho: Alemania, Noruega, Suecia, Holanda, Dinamarca- no se cumple con los ordenamientos, lo cual desde luego genera muchas incógnitas, una de estas es conocer las razones por las cuales no se cumple con las leyes, para ello habría que considerar, que un área del conocimiento humano se dedica a este tipo de estudios, que es la sociología jurídica, y en esta materia encontramos que existe la denominada: “filosofía de la  fidelidad al derecho”, esto es las razones por las cuales se cumple con las leyes por parte de las personas, tanto la población, como los funcionarios, jueces y servidores públicos.
Hoy, después de la segunda guerra mundial, de las dictaduras militares, de tantos Estados no democráticos, se sostiene en todo el mundo, con esas amargas experiencias e incluso catastróficas -Se afirma rotundamente que los mayores genocidios se cometen por los Gobiernos de los Estados totalitarios, incluso en mayor medida que en relación con el número de muertes que se han presentado en las guerras (ZAFFARONI, Eugenio Raúl, “La Palabra de los Muertos” Ediar, Buenos Aires, 2011)- que se cumple con la ley, no porque las dicta la autoridad, -criterio de autoridad- ni tampoco, por la posibilidad de la sanción ante su incumplimiento, -criterio de la pena-, sino que se cumple idealmente con la norma por su contenido –criterio de moralidad- es decir, porque las normas establecen lineamentos óptimos para la sociedad, (en ASENSI, Felipe Dutra, GIOTTI, Daniel de Paula, “Tratado de Direito Constitucional” Volume 1, Elsever, Sao Paulo, 2014, “A anomia do pagamento de impostos e o fracasso da pena para exigir seu cumprimiento” Vergara Nava, Silvino) ya que regulan la tutela, protección y promoción de los derechos de las personas.
De ser así, entonces, al arrojar estos resultados el análisis del INE: ¿Cómo se va a incumplir aquello que es benéfico para la sociedad? Es evidente que esto no sucedería, si las normas jurídicas fueran sencillas en su aplicación, y por su parte, tuvieran como razón de ser tantas leyes que se crean el beneficio a la sociedad, ante esta realidad del incumplimiento de las leyes, se puede llegar a una conclusión contundente: el Estado no esta cumpliendo con sus propósitos, o más claro, los propósitos del Estado y de la población, son totalmente opuestos, pues de considerarse que no se cumple con la ley por parte de la población, se debe a que no existen las razones suficientes como para que se cumpla con éstas, pues los propósitos de estas es evidente que, no generan beneficio alguno a los gobernados, léase las reformas energética, electoral, laboral, fiscal, procesal mercantil, y ley anti lavado, por citar algunas. Con estos resultados, indudablemente el legislador puede representar todo, menos a los electores, el Poder Judicial desafortunadamente llega demasiado tarde a determinar la inconstitucionalidad de las normas contrarias a derecho, -y no de todas- pues espera a que los daños estén materializados, y en muchas de las ocasiones hasta con daños irreparables y por último, el Ejecutivo, se ha vuelto el órgano de seguridad de las mega empresas internacionales, y persecutor de las micro empresas locales.
Si el estudio lo dirigió el INE, y no otra dependencia del Estado, se debe a que le interesa conocer particularmente, que esta sucediendo con el ejercicio del derecho al voto, pues es incuestionable que cada jornada electoral disminuye considerablemente el número de electores que participan, así cualquiera se pregunta: ¿Cuál es el interés de la población, sobre todo la más pobre y necesitada, de acudir a votar? Ya que, por más que se impulse el derecho a votar y los excesivos recursos a los partidos políticos, es evidente que no es de interés de la sociedad cumplir con esa obligación jurídica, entonces, si no se cumple con esta, ¿Por qué razón cumplir con las demás disposiciones?, es innegable que el propio Estado debería saber que el mejor impulso al cumplimiento de la ley, y de la participación en las elecciones, no es con el dispendió a los partidos políticos o con más recursos al INE, ni expidiendo credenciales para votar con más controles de seguridad, o cambiando los límites de los distritos electorales, se impulsa el derecho electoral, bajo la premisa que: “Sin derechos sociales, los derechos políticos seguirán siendo un sueño inalcanzable, una ficción inútil o una broma cruel... Si los derechos sociales no están asegurados, los pobres y los indolentes no podrán ejercer los derechos políticos que, en teoría, poseen…” (BAUMAN Zygmunt “Tiempos líquidos”, Tus Quets, México, 2013) ante esta realidad, ¿Sabrán los organismos públicos de esta realidad?, de ser así, dolorosamente son los principales incumplidores de la ley.


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¿Por qué son incomodas las instituciones antiguas?



Dr. Silvino Vergara Nava

“La principal preocupación de la sociedad de consumidores
no es la creación de nuevas necesidades.
Lo que mantiene con vida a la economía de consumo y
Al consumismo es el menoscabo y la minimización
de las necesidades de ayer y la ridiculización de sus objetivos.”

Zygumnd Bauman

Pocas son las instituciones jurídicas que aun subsisten en la pos modernidad que han sido heredadas de un mundo previo a la edad media, es decir, de los tiempos antiguos, que debido a los cambios de paradigma, tienden las políticas de los actuales Estados, incluyendo los organismos internacionales, las denominadas ONG´s, y las empresas transnacionales –debe recordarse que en el marco mundial de la actualidad los Estados ya no están solos- a incentivar su desaparición, sin embargo, cabría preguntarse: ¿Por qué son incomodas las instituciones antiguas?, primero, habría que considerar que esas instituciones antiguas, buscaban la solidaridad entre los miembros de la comunidad que se encontraban habitando en las aldeas y pequeñas poblaciones, atendiendo a una serie de temores generalizados, como son los despojos, las invasiones, robos, y sobre todo la incertidumbre del futuro que requería afrontarlo con la fuerza de toda la población. Solidaridad, que demandaba una serie de ideales y propósitos comunes, hoy esa antigua solidaridad se ha modificado por el consumismo, que para su total eficacia se requiere del individualismo, esto es, la intrascendencia total con los demás. Así, si los tres verbos que resumían las actividades del ser humano del medievo; orar, arar y guerrear, (CLAVERO, Bartolomé, “Geografía Jurídica de América Latina” Siglo XXI, México, 2008) han sido sustituidos por dos simples verbos: producir y consumir. El ser humano de la actualidad esta permanentemente consumiendo, o bien, incesantemente produciendo, ambos requieren propiamente de la hiper- individualización, y por ello, la solidaridad se ha vuelto algo incomodo, no pueden existir tiempos libres sin consumismo, ni tiempos formativos sin producir.
Por ello es que, estas instituciones antiguas resultan incomodas en épocas globalizadas, pues si fomentan la solidaridad de las comunidades, las políticas de unos años atrás a la fecha han buscado abolirlas o por lo menos contenerlas, citaba en la década de los ochenta en Inglaterra Margaret Tatcher, -quien disminuyó las políticas públicas del Estado de bienestar o social de derecho-: “No existe la así llamada sociedad… Solo hay individuos y familias”. En ese mismo país, en principios del siglo XX, en la novela futurista de Aldous Huxley, “Un mundo feliz”, citó: “El mundo es estable ahora. Las personas son felices… no están cargados de padres, ni madres, no tienen esposas, ni amantes que les causen emociones… prácticamente no pueden dejar de comportarse como deben”. En resumen, pareciera que estas políticas mundiales son, acabar con esas instituciones antiguas, que en gran parte han conformado el contrapeso de la actual denominada “sociedad del consumo” o bien, la “sociedad del riesgo”, tanto en los medios de comunicación, como en sus regulación jurídicas, hoy contamos con estados denominados laicos, -artículo 40 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos - entendidos como; “la organización estatal, se halla perfectamente separada de cualquier estructura institucional religiosa” (SANCHIEZ, Prieto, Luís, “El constitucionalismo de los derechos” Editorial Trotta, Madrid, 2013) y por ello, es que se debe de regular por el Estado todo, dentro de ese todo, a estas instituciones antiguas contenerlas implementando medidas jurídicas, como las existentes: llevar de manera electrónica un registro analítico de todas sus operaciones, llevar contabilidad electrónica a partir del 1 de septiembre de 2014, expedir comprobantes fiscales digitales, todo esto es una pequeña muestra que se requiere de medidas jurídicas que antes de acabar con estas antigüedades, se sujetan. Cita al respecto el sociólogo polaco, Zygmunt Bauman: “Una sociedad pulverizada hasta quedar reducida a individuos solitarios y a familias en franco desmoronamiento… no se hubiera conseguido sin desmembrar el autogobierno local, sino hubiese convertido muchas expresiones de solidaridad desinteresada en un delito… individuos suspicaces que compiten a la manera de ¡sálvese quien pueda¡” (“Vida de consumo” Fondo de Cultura Económica, México, 2013) Hoy, el mundo no esta para esas antigüedades que fomentan en los sistemas jurídicos la solidaridad, ayuda, caridad, misericordia, altruismo, sino simplemente el consumo, al grado de confundir el consumo con la donación: “Se causará Impuesto al Valor Agregado correspondiente por las donaciones que se hagan a éstas cuando las mismas se realicen por empresas” (oficio 2800 de fecha 8 de mayo de 2014, emitido por la Administración Central de Normatividad de Impuestos Internos del Servicio de Administración Tributaria) pues bien, faltó precisar en estas líneas, cuales son estas instituciones antiguas que fomentan la solidaridad, ayuda, caridad, misericordia, altruismo entre las personas, y que por ser contrarias al consumismo global, se pretenden contener antes de abolir: Las Iglesias.


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