lunes, 28 de septiembre de 2015

VERACRUZ: FACTORES LOCALES EN EL 2016


Uriel Flores Aguayo

Aquí y en todo nuestro país las elecciones locales son eso... locales; sin minimizar las influencias nacionales los factores de mayor peso son los locales. Es fundamental la figura de los aspirantes, que parezca que pueden ganar la elección; para ello requieren un posicionamiento fuerte que incluye altos niveles de conocimiento social y rasgos firmes de figura ganadora. Esas condiciones se obtienen con tiempo, trabajo y presencia; son resultado de una construcción de candidatura que sea admitida en el imaginario popular; quienes inician apenas o tienen una proyección marginal están destinados a ser relleno, comparsa o propuestas testimoniales.
Las tendencias electorales de los partidos cuentan pero no son definitivas, sus resultados dependen del ambiente social y de la figura de sus candidatos: una propuesta débil los reduce, mientras que una figura fuerte los levanta. Las posibilidades de mayoría pasan por el porcentaje de participación y el impacto en los votantes independientes o de línea abstencionista. El partido oficial, en tanto ejerce la gubernatura, es el que paga mayor costo político.
Ninguna figura nacional será decisiva en los resultados, puede ayudar a su causa  pero siempre será moderadamente. Que no voten por quienes propongan líderes populares no implica que pierdan influencia para siempre, simplemente en coyunturas locales las motivaciones son inmediatas y básicas. Las simpatías no se trasladan infinitamente, para las elecciones locales opera el voto útil de manera sobresaliente. Es altamente probable que la elección del año próximo se polarice, restándole votos a candidatos chicos.
Con sabor jarocho, como expresión regional, ya se empiezan a ver los movimientos ínter partidarios entre el PRI y ciertas fuerzas políticas, por un lado, y el PAN con el PRD. Serán las opciones más claras y atractivas; las de la continuidad y la alternancia. Es ocioso descalificarlas, son recursos legítimos y perfectamente normales; tanto tienen derecho los tricolores a juntarse con quien le convenga como también los opositores. No hay coaliciones buenas y malas, ni de primera y de segunda. Es mas, el centralismo partidista debe pasar a un lejano lugar; la prioridad es el interés por el gobierno de nuestro estado.

Somos nosotros los que vivimos aquí, los que padecemos o nos beneficiamos del gobierno, los que seguiremos radicando en este territorio, los que tenemos la máxima responsabilidad con nuestros hijos y las siguientes generaciones. Por eso, somos nosotros los que debemos decidir las formas de la participación electoral y tomar en nuestras manos el rumbo de Veracruz. Formalidades aparte, en este relevo gubernamental las élites partidistas deben pasar a un segundo plano.
Para efectos representativos y de gobernabilidad democrática es deseable, táctico y estratégico, que las coaliciones vayan más allá de las siglas partidistas, abriéndose a la sociedad civil en sus figuras, grupos, personalidades y liderazgos. Es una prueba inicial de voluntad democrática. Hasta por anchar sus posibilidades electorales es prudente que los partidos abran las candidaturas a externos. Esas coaliciones deben ser influyentes y tratar de ser el reflejo de la pluralidad de la sociedad. Si los partidos siguen en el auto consumo, regodeándose en la clase política, alargaran su crisis, tendrán victorias pírricas y pospondrán los grandes cambios que urgen para Veracruz.
Siendo partidario de la alternancia para nuestro estado, que espero no sea traumática por las resistencias y bana por que resulte una especie de "gato pardismo", creo que se debe ser muy riguroso con los acuerdos de candidaturas, privilegiando el factor cualitativo, y con los contenidos programáticos. Los cambios no deben ser solamente de personas, colores y estilos; la alternancia valedera y trascendente es la que democratiza, la que regenera instituciones, abre las puertas a la sociedad y nos permite vivir en un estado de derecho. La alternancia tiene que ser de fondo, traernos seguridad, progreso y esperanza.


Recadito: Avanzamos en la promotora ciudadana de Xalapa; vamos muy bien.
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¿Es estrictamente indispensable el pago de Impuestos?



Dr. Silvino Vergara Nava

“Vamos a invertir primero en educación, segundo
en educación, tercero en ecuación. Un pueblo
educado tiene las mejores opciones en la vida
y es muy difícil que lo engañen los corruptos y
mentirosos.”
José Mújica

Cada que esta en debate en el Congreso de la Unión la ley de ingresos y el presupuesto de egresos, así como corriendo una nueva crisis económica, como se presenta actualmente, con el incremento del valor del dólar, la caída de los precios del petróleo, la dependencia en el envío de dinero de los migrantes, la necesidad de aumentar las solicitudes de préstamos a los organismos internacionales, se hacen la pregunta las ciudadanos: ¿Es estrictamente indispensable el pago de Impuestos?
La respuesta jurídica, desde luego que es afirmativa, así lo determina la propia Constitución de los Estados Unidos Mexicanos –artículo 31 fracción IV-, desde la respuesta oficial sería en el mismo sentido, pero la respuesta sociológica habría que analizarlo, pues se pagan los impuestos para sufragar el gastó público, por lo menos esa es la teoría que justifica en México el pago de las contribuciones, el eterno problema es ¿Para qué es el gasto público?, pareciera que no queda muy claro, menos aun con los criterios del Poder Judicial, en donde con mucho cuidado se pueden analizar que la respuesta es un simple formalismo jurídico: Es gasto público todo lo que determina el presupuesto de egresos, y ¿que dice el presupuesto de egresos?, en realidad muy poco entendible para el ciudadano cautivo, el que finalmente debe de pagar la deuda de los compromisos pactados en decisiones que normalmente no son democráticas y si tecnócratas, basadas en los organismos internacionales empezando con la OCDE, que mas que consejera de nuestros países de América Latina es el rector de las políticas publicas.
A estas deudas permanentes para la población, que se han vuelto impagables, ha insistido el profesor norte americano N. Chomsky:  “La gente de las favelas no pidió prestado ese dinero, ni lo pidieron los trabajadores rurales. A mi juicio, esa deuda no le corresponde al 90% de la población brasileña más que a mi vecino de al lado. Que pague el dinero la gente que lo pidió”. (CHOMSKY, Noam “Cómo Funciona el Mundo” Katz Editores. Argentina, 2013) Estas deudas se contraen debido a que en ocasiones se requieren, pero en muchas de las ocasiones desde el propio préstamo ya están etiquetadas para un fin determinado pero que no se cumple, de esa forma, a los campesinos no les llegan los apoyos económicos autorizados en la ley de ingresos, son tan complejos que se quedan en el intento, la asistencia en salud sólo alcanza a las grandes metrópolis, no a las comunidades rurales, la educación es pobre y limitada, el promedio en nuestro país es sexto de primaria, todo ello pareciera una gran invitación a la migración para que estos con-nacionales sigan apoyando a su nación enviando dinero del extranjero, porque de los productos alimenticios se encargan las grandes corporaciones transnacionales y sus frondosas ganancias.
En esta problemática en donde no existe la claridad suficiente del destino del gasto público, adicionalmente, no contamos con la efectividad para que el gasto público efectivamente sea eso: público, es que la respuesta a la pregunta: ¿Es estrictamente indispensable el pago de Impuestos? Es debatible, pues las grandes partidas a las instituciones electorales y a los partidos públicos, no ha representado un Estado más democrático, por el contrario pareciera que las decisiones son de los pocos y no de todos, esto mismo sucede con el expendió en el gasto de seguridad publica, que el incremento en ese rubro ha dado como respuesta más violencia, y menos libertad a los simples ciudadanos, igual ocurre con el gasto en otros rubros, se extienden los gastos para la implantación de los juicios orales, e incrementar los tribunales y juzgados, pero no para la justicia. En palabras del juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos  Eugenio Zaffaroni, ante esta problemática que observamos en todo América latina: “la cuestión es cómo equilibrar el interés por la preservación del medio ambiente y el derecho al trabajo y el crecimiento económico,… lo que debe dilucidarse en cada caso es si la explotación económica es racional o depredadora.” (ZAFFARONI, Eugenio Raúl, “El derecho latinoamericano en la fase superior del colonialismo” Ediciones Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 2015)
En tanto, todas las cargas de las perdidas le corresponden a los ciudadanos y sus impuestos, pues de las ganancias se encargan los bancos y las instituciones financieras mundiales, por ello es que existe cada día más una oposición permanente a la globalización, y esta se presenta a través del nacionalismo, como desde 1989 después de  la caída del muro de Berlín lo sintetizaba el profesor Francis Fukuyama: “El nacionalismo ha sido históricamente una amenaza para el liberalismo en Alemania y lo continua siendo en algunos lugares aislados de la Europa.” (FUKUYAMA, Francis, “El fin de la historia”, Chicago, 1989) En conclusión, pareciera que, si es evidentemente que es estrictamente indispensable el pago de los impuestos, pero para incrementar la legitimidad del Estado, que bien que hace falta, y es todo un reto.


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